La Carabela

La Carabela fue un barco de origen portugués. Su nombre aparece por primera vez en un documento luso del siglo XIII, aludiendo a navíos de escaso porte dedicados al pequeño cabotaje y a la pesca por aguas costeras, construidas en el Algarve portugués antes de la era de los descubrimientos.

A partir del siglo XV, fue el tipo de nave utilizada por los primeros descubridores portugueses y españoles. Estas embarcaciones de aparejo latino, perfeccionadas y adaptadas, resultaron idóneas para afrontar las nuevas travesías atlánticas por la ligereza de sus cascos, su capacidad para ceñir los vientos y su escaso calado que les permitía reconocer las nuevas tierras. La carabela se convirtió en protagonista de la era de los descubrimientos geográficos.

Eran barcos de 20 a 30m de eslora aproximadamente, de 50 a 75 toneles de porte de media, y arbolaban dos o tres mástiles con velas latinas o redondas.

Cientos de carabelas surcaron los mares en los siglos XV y XVI descubriendo nuevas tierras y reconociendo mares inexplorados. Carabelas que han escrito grandes capítulos de la historia como la Boa Esperança con la que Bartolomé Díaz dobló el cabo de Buena Esperanza en 1488, o las carabelas Pinta y Niña, con las que Cristóbal Colón alcanzó América en 1492.